A veces hay jornadas perfectas y los astros se unen para ello.

Ayer, presumiblemente iba a ser un día triste, de los tristes que llevan un hasta pronto consigo y un deseo de un pronto reencuentro. Os puedo contar que quedé con una amiga para «despedirme» de ella, se va a Asturias porque ha adquirido un hotel con unas amigas y quiere darle vidilla a Arriondas (seguro que siendo ella no es vidilla, es vidorra y marcha).

Antes de quedar con esta amiga, fui a por pan a la tienda donde voy siempre a por mis productos sin gluten, y mi Bárbara me tenía preparado un trozo de empanada sin gluten casera que había hecho y del cual me guardaba un trozo. No os diré que estaba buena porque sería mentira, ¡estaba deliciosa!, menuda sorpresa me tenía preparada y además, con la cantidad de años (en concreto 22) que no comía empanada, ésta es una de las ocasiones en las que suelo llorar.

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Después tuve que salir corriendo porque, como ya os he contado, quedé con esta chica y nos fuimos a merendar a celicioso. La verdad es que hacía tiempo que no me pasaba por allí, pero desde que se que tienen roscón ya, era como que la visita era más urgente, necesitaba probar ese roscón costase lo que costase y así fue. Como ya os dije, mi compi de batallas el Celivampi se iba a venir conmigo, así que aquí le tenéis posando medio loco ante tan rica merienda. (Ya de paso os adjunto dos fotos más del sitio por si acaso no lo conocíais). Me acabo de dar cuenta de que no hice una foto al roscón, que era el prota indiscutible de la noche junto con celivampi y sus excesos, pero os puedo decir que el roscón era delicioso)

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En ese momento nos dio por pensar que la noche era joven todavía y pensamos en irnos a dar una vuelta y cenar por ahí. Mi amiga me preguntó si me apetecía probar de algún sitio que supiera con cosas aptas para celíacos y que no hubiera estado nunca y así innovábamos. Ahí se me pasó por la cabeza el mapa entero que nos va creando @celiacoalos30 y se me vino a la memoria un lugar en la Plaza de Olavide que se llama Bar Méntrida. Después de darnos el buen paseo de llegar hasta allí y preguntar, nos enseñaron la carta y nos hablaron de que a parte de tener cerveza sin gluten, tenían también raciones, de hecho marcan con un punto rojo aquellas que los celíacos no podemos comer y son las menos de la carta. Me imagino que han sido inteligentes y han pensado en que ya que su carta se puede preparar íntegramente sin gluten, lo que hacen es que lo con gluten es lo que preparan a parte, siendo la inmensa mayoría de la carta la que podemos tomar. Después de la primera cervecita nos pedimos algo para picar y pensamos en elegir una ración. Nos pedimos unas patatas con chistorra para las dos y para mi sorpresa, me pusieron pan para mí al tiempo que servían la ración y luego trajeron el pan con gluten en el segundo viaje. La verdad, todo riquísimo y lo mejor, cenar con tranquilidad, que eso no se paga con nada. Os recomiendo muchísimo el sitio, ya sabéis uno de los sitios a los que os llevaré cuando vengáis a Madrid. :). Dos cosas que me encantaron, la cerveza valía lo mismo que la con gluten, que son cosas que siempre se agradecen y la segunda, que el precio del pan sin gluten no es un extra en ningún momento, que también fue un detalle que me gustó muchísimo.

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Espero que os haya gustado la entrada en el post, sabéis que me encanta contaros estas experiencias y más cuando son tan positivas.

¡Un besazo sin trazas a todos!

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