¿Cumples sin gluten? ¡Y deliciosos!

Todos sabemos que uno de los momentos más terroríficos para un celíaco es cuando le invitan a un cumple. Piensas en todos esos platos que no puedes comer, o bien esos platos que sí se puede pero están estrategicamente colocados para que cualquier miga caiga en el plato de turno y ya no puedas comerlo sin mirar en la patata que parece no haberse «contagiado».. En fin, que a pesar de los pesares y de la buena intención del que te invita, siempre es una paranoia y es una lástima, pero os prometo que no se puede evitar.

Os puedo asegurar que en mi caso nunca he tenido mala suerte, puede que me emocione pensando en todos las sorpresas que me ha deparado el destino y ver lo buena que suele ser la gente que tengo alrededor. Recuerdo bizcochos de madres de amigas mías hechos expresamente para mí, los txutxitos (bocaditos de nata) que siempre compra una amiga por su cumple, una tarta de galleta que supuso la decepción de otra amiga que no la ha vuelto a repetir a pesar de que estaba deliciosa, un brownie maravilloso que preparó la misma que me compraba los txutxitos, una tarta de chocolate sin harina que me preparó otra, pastelitos de Belén que todavía su recuerdo me hace llorar, una tarta de queso riquísima que tampoco tenía ningún tipo de harina…

No se, os prometo que lo que me importa siempre es la compañía y el hecho de poder estar con vosotros, pero veros en cada uno de vuestros cumples o en cada ocasión que voy a vuestra casa dejándoos la vista buscando todos los «sin gluten» del supermercado es algo que me emociona muchísimo.

En realidad esta entrada en el blog no la tendría que hacer yo, porque no soy la que se dejó las pestañas cocinando, pero sí que es cierto que una amiga me dio la idea de que contara la experiencia de «cómo integrar a un celíaco raruno en un cumple o reunión».  Incluso tuvo la perspicacia de ir haciendo fotos según cocinaba para que luego yo os lo retransmitiera en diferido.

Aquí os voy dejando las fotos de cómo lo hicieron.

Las croques que hicieron, en concreto con una harina que lleva bicarbonato sódico incluido, la verdad es que estaban deliciosas, nada que envidiar a las gluteneras. El hecho de que la harina lleve incluido bicarbonato hace que al freírlas se queden más grandes, así que hay que cubrirlas muy bien de aceite, porque si no las tontacas se abren. 🙂

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Una de las cosas que caracterizaba a ese cumple es que iba a estar plagado de sandwiches de nocilla y de jamón y queso. Ante la tesitura de que a mí me quería hacer algo por el estilo, cogió el mundo por montera y me hizo unos crepes (con la misma harina que las croques) rellenos de jamón y queso unos, y de nocilla otros.

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  Para postre hizo unos ricos muffins, unos de chocolate y otros de limón.

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Con sinceridad, parecía que el cumpleaños era el mío y estos eran mis regalos. Es posible que haya habido pocas veces en las que me haya sentido tan halagada.

¡Muchas gracias a todos!. A los que tenéis tiempo, a los que no lo tenéis y aún así pensáis en mí, a los que os involucráis en que esté sanita y ya no sólo eso, que pensáis en que lo que me preparáis esté bueno y sea riquísimo (las empresas alimentarias que hacen cosas sin gluten a no suelen hacerlo tan bien como vosotros).

Se os quiere mucho, a todos y a cada uno de vosotros.

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Espero que os haya gustado la entrada. 🙂

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Expediciones Celíacas Aptas para Todos los Bolsillos.

La verdad es que hacía muchísimo tiempo que Bárbara (mi proveedora de productos sin gluten en La despensa de Lucía) y yo no nos íbamos de expedición celíaca. Con la cosa de la Navidad, las fiestas y demás, no habíamos tenido siquiera tiempo de pensar nuestra futura expedición.

Tras largos estudios en los que evaluamos situación del establecimiento y precio del mismo, decidimos irnos a un plan barato apto (no sólo porque es sin gluten) para todos los bolsillos. Llevábamos un tiempo mirando una publicidad de color amarillo que había en la tienda, y pensando en que efectivamente podríamos probarlo,  al final nos decidimos y nos acercamos al sitio para encargar la comida de ese día.

Comentar que el sitio tiene el certificado de la Asociación de Celíacos y Sensibles al Gluten de Madrid y que los platos que ofrecen para celíacos están marcados con el logotipo de la asociación, la verdad es que es algo que da tranquilidad. Por lo demás, te dicen que si quieres encargar patatas fritas o pimientos fritos y eres celíaco, se lo tienes que comentar a los cocineros porque utilizan una freidora sólo para nosotros y que cuando tienen oportunidad, nos ofrecen raciones de croquetas, pero que de momento y hasta que se hagan una clientela celíaca fija, no lo pueden traer tan habitualmente como ellos querrían.

En nuestro caso pedimos un pollo asado, que es a lo que se dedica el establecimiento en concreto, una ración de patatas fritas y una ensaladilla rusa. Os diré que todo muy bueno, el pollo en su punto de asado, las patatas muy ricas y la ensaladilla sabía muy muy casera, que eso siempre es un detalle.

No tenemos queja ninguna de las dos de lo rico que estaba todo y de lo barata que fue la comida. El caso también es demostrar que hay pequeños negocios que están en la lucha y cuentan con nosotros y que tienen precios asequibles para todos los bolsillos y eso es muy bonito.

El sitio se llama el Gallito del Corral y se encuentra en la Calle Fuentespina Nº13, en el barrio de Santa Eugenia de Madrid. Es genial para esos típicos días en los que no nos apetece cocinar, o en los que tenemos demasiada prisa y no nos ha dado tiempo a preparar nada.

Espero que os haya gustado la entrada. 🙂

Bueno, que ya se que echáis de menos a cierto personajillo morado… ¡No me olvido!

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Receta de nuestra «Lombarda de Nochebuena»

La verdad es que es un plato muy facilito de hacer y está delicioso. Es lo que comemos todas las Nochebuenas porque yo le tengo especial amor y no nos falla.

INGREDIENTES PARA TRES PERSONAS.

1/2 lombarda más o menos grande

Pasas

Piñones

Dos manzanas reinetas (Como podéis ver lo de las manzanas en mi casa ya peca de vicio)

Ajo en polvo

Aceite de oliva.

Agua

Sal

ELABORACIÓN:

Se pone a cocer la lombarda en agua y sal (mi medida es una cucharada de sal por 3/4 de litro) con las manzanas en la olla express durante 20/25 minutos (depende de cómo os guste), cuando ha terminado se pone en recipiente que nos permita que se le quite el agua y la humedad que le sobra.

Mientras se seca la lombarda lavamos la olla y la secamos bien para proceder a rehogarlo todo. Se pone aceite y se echan las pasas y los piñones, cuando éstos ya han cogido un poco de color se pone la lombarda que habíamos cocido con las reinetas y se espolvorea el ajo en polvo. Se rehoga muy bien todo junto para que los sabores se amalgamen bien y tenemos un plato sano y fantástico de fin de semana.

Espero que os halla gustado.

No tengo foto, pero la próxima vez que la haga os ilustro la receta.

Un abrazo sin trazas a todos.

🙂

P.D. ¡Ni os cuento lo contento que se ha puesto Celivampi cuando ha visto que se comía una verdura que era de su color!.

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Bizcocho de manzana con canela.

La receta del bizcocho es muy básica y todos sabemos que se puede incluir todo lo imaginable en uno, porque suele estar bueno. En mi caso uno de los que más me gustan es el bizcocho de manzana y canela, tiene un gusto espectacular. 🙂

Aquí os dejo la receta.

Bizcocho de manzana con canela.

Ingredientes:

2 huevos.

100 gramos de aceite (o mantequilla).

100 gramos de leche Puleva con extracto de nuez.

50 gramos de azúcar blanco.

50 gramos de azúcar moreno.

250 gramos de harina Doves Farm con bicarbonato incluído. (Lo que hace que no necesite levadura). Se puede sustituir la misma cantidad de harina por mezcla de fécula de maíz y harina de arroz, poniendo siempre un poquito más de harina de arroz). De hacerlo con harina de arroz y fécula de maíz, añadid medio sobre de levadura (Yo uso el de Hacendado).

Canela.

Una pizca de sal.

Una manzana Ambrosía.

Elaboración:

Se pone en un bol los dos huevos, los 100 gramos de aceite/mantequilla, la leche, el azúcar blanco, el moreno, la canela, la sal y se mezcla bien con la batidora.

Después procedemos a añadir la harina poco a poco con la levadura en el caso de tener que usarla  (yo la suelo echar en cuatro tandas y mientras bato, así es menos dificultoso y parece que luego el bizcocho se queda más jugoso).

Cogemos el molde del bizcocho y le ponemos un poquito de aceite o mantequilla y lo extendemos para que luego no se nos pegue a la hora de desmoldarlo.

Ponemos de cama trocitos de la manzana y la cubrimos con la masa que hemos hecho para el bizcocho.

Luego es simplemente tenerlo 45 minutos en el horno a 180º  con la precaución de ponerlo para que caliente sólo  por debajo en el último cuarto de hora para que no se nos queme la parte de arriba.

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Momentos celíacos tristes

Por lo general los celíacos somos gente animada a la que no se nos suele poner nada por delante y solemos sacar fuerzas de flaqueza con una sonrisa en todo momento haciendo como que nada ocurre cuando algo que tiene que ver con nuestra condición nos contraría.

A pesar de esta fuerza que nos hace tirar para adelante, me imagino que se ve incrementada cuando los celíacos son nuestros hijos, flaquea en algunos momentos en los que, por la razón que sea, nos menguan las ganas y nos sentimos poco a gusto con nosotros mismos y con lo que nos rodea.

Podría hacer una enumeración general aquí, pero también me gustaría que cuando publique esta entrada en las redes sociales seáis vosotros los que me ayudéis a crear una lista de flaquezas celíacas para que entre todos podamos convertirlas en fortalezas en cuanto tengamos un mal momento.

Más o menos he ido sondeando y me he encontrado que estos momentos suelen venir en situaciones en las que nos juntamos con más gente en celebraciones y demás, ya que, o bien nosotros, o bien nuestros familiares celíacos, no podemos comer lo que los demás comen y eso nos hace automarginarnos de una manera en la que no estamos bien ni con nosotros mismos ni con los demás.

Procedo a enumerar los momentos en los que me entra el «bajón celíaco».

  1. Momento en el que se deambula durante una noche con amigos buscando un sitio para cenar, sabiendo que no nos metemos en el primer sitio que nos encontramos por culpa del temita celíaco. Y sentirse culpable por tener a todo el mundo andando cuando se podría haber comido en cualquier otro sitio (que por lo general es más barato).
  2. Lamentar la desconfianza en gente a la que se aprecia en los momentos en los que vas a comer a casa del que sea (que suele ser perfectamente consciente de lo que me pasa). En la mayoría de las situaciones es una desconfianza totalmente injustificada y eso lo hace una completa injusticia, pero es algo que no podemos evitar. El celíaco, desgraciadamente, se debe a su confianza.
  3. Luego está un pequeño sector familiar, generalmente el de la gente más mayor, que a pesar de saber lo que pasa y saber acerca de las repercusiones reales de la ingesta de gluten por un celíaco, es como si no se hicieran eco del problema porque les molesta que nos haya tocado esto precisamente a nosotros y piensan que con que ponga «Sin gluten» en todo ya vale y ni siquiera limpian una sartén porque no se les ocurre que eso pueda hacer daño. (Me imagino que son generaciones que han pasado tanta hambre y tienen tan poca idea de lo que es una intolerancia que eso de que sea una enfermedad que no se cure con un medicamento les extraña muchísimo).
  4. Por último está el que me da de vez en cuando del «¿Por qué yo y no otro?», que me imagino que es un clásico en los momentos en los que estamos de bajón reflexivo.

Espero que os haya gustado la entrada y que sirva para que todos contemos en qué momento nos entra a cada uno el bajoncillo. Espero que sirva para que sepamos que esto necesita de mucha energía para que nuestra causa mejore día a día.

¡Un beso sin trazas a todos! 🙂

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Ley de alérgenos.

Me tengo que estudiar muy bien cómo va a ser su aplicación en la Comunidad de Madrid, pero de momento os copio esta entrada vista en el blog de mi querida Celiciusglutenfree.

No me gusta demasiado la ley. Ya lo anticipo.

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Mis deseos para el 2015. :)

El año 2014 llega a su fin y con él llegan con mucha fuerza todos los propósitos para el próximo 2015.

Os contaré que si este año ha sido algo especial para mí es porque al fin me he manifestado por las redes sociales y me he atrevido (animada por gente encantadora) a crear un blog sobre algo que soy, sin poder evitarlo ni cambiarlo, y sobre algo por lo que creo que merece la pena luchar, por los celíacos. Os podría decir que el blog lo creé tras largas deliberaciones conmigo misma en las que pensaba en lo bueno y lo malo que podría tener crearlo. Pero bueno, lo que acabó por inclinar la balanza fue el hecho de que llevo muchos años con esto encima, y una de las cosas que me apetecía hacer era compartir mis experiencias con gente a la que le pasa lo mismo que a mí y con gente que sin tener esto quiere aprender de nosotros. Son muchos años los que me amparan y los que me dan cierta experiencia, pero estaréis conmigo en que esto que nos pasa nos vuelve novatos a cada momento, siempre hay algún despiste, algún detalle, alguna noticia, algún comentario que nos hace estar atentos a cada paso que damos y nos hace aprender sobre nosotros mismos y sobre nuestras particularidades y eso a menudo frustra, pero también nos suele dar más fuerza para seguir adelante.

Una cosa que quisiera dejar clara es que jamás he tenido el propósito de ser competencia de nadie, leo y admiro el resto de los blogs, que a cada cual es más interesante y más original. La pretensión es simplemente ser una voz más, cuantas más voces seamos más se nos conocerá y más se nos tendrá en cuenta. Cada uno con nuestros puntos de vista o con nuestras opiniones, pero todos mirando hacia el lado de que nuestra calidad de vida mejore y ya digo que desde el concilio todo suele salir mucho mejor. Desde aquí, que sepáis que os brindo toda la colaboración que se pueda obtener de mí, distancias aparte.

Algo muy bueno es la gente que estoy conociendo, aunque todavía sea virtualmente, me encanta que, por lo general, cuando alguien tiene una idea los demás colaboramos sin problema. Estamos empezando a funcionar en bloque y eso es algo bonito porque es a la larga lo que nos está haciendo prosperar. Desde aquí digo gracias a todos los que me han proporcionado un hombro amigo y han sido desde el principio gente maja conmigo a pesar de ser una novatilla.

Bueno, aquí viene mi carta a los Reyes Magos y mis deseos para el año 2015.

– Más concilio entre todos los que estamos en esto, asociaciones, marcas, bloggers, celíacos en general que deben aprender a luchar,  para que empecemos a mirar todos en la misma dirección y no como competencias unos de otros, porque esa no es la manera.

– Que sanidad empiece a darse cuenta de nuestra existencia y con esto no me refiero ni a precios más baratos, ni a desgrabarse nada por parte de hacienda. Si no a que se cree algo como una comisión que se encargue de la materia de alergias e intolerancias. Que no paguemos nosotros el sobrecoste de todos los análisis que se llevan a cabo en nuestra comida, porque es en realidad en lo que se basan los precios de lo que comemos y que sea sanidad la que se encargue de los análisis alimentarios en restaurantes, bares y hoteles (a nivel celíaco, me refiero) para darnos más tranquilidad.

– Que se nos de visibilidad, si todos somos lo que comemos en el caso de alérgicos e intolerantes esto se multiplica por 100, no es para nada tolerable que a éstas alturas todavía haya gente que se ría o que ignore nuestros problemas porque no se informa sobre nosotros (cuando sería algo que tendría que ser desde el cole).

– Que el gremio de la hostelería siga abriendo puertas sin parar para que nosotros podamos comer cada vez en más sitios, no es tan difícil que podamos comer en un sitio, de verdad, sólo es poner un poco de intención. Por lo general somos un grupo agradecido que como nos traten bien y no tengamos problemas volvemos de una forma incondicional y recomendamos siempre de manera efusiva en cuanto una cita nos ha salido bien. No es agradable ir paseando y que te miren con cara de: Ya nos dirá donde puede cenar…

– Que las asociaciones se tienen que dar cuenta de que la que vivimos no es una sociedad cualquiera, es una sociedad en crisis y el 80% de la gente está demasiado pendiente en vivir (y en muchos casos, sobrevivir), para andar pensando en cosas como ¿este alimento que pone sin gluten en realidad tiene gluten o no?. Hay que hacer un sobreesfuerzo y pensar que la sociedad de nuestros días no es la de la vorágine económica en la que no importaba hacerse socio porque había dinero de sobra y hay que pensar en la gente que tiene escasos recursos y escaso tiempo para pensar. A todos, hay que ponérselo fácil porque no deberían de existir los celíacos de clase.

Por lo demás y después de este largo post, espero que este año sea el del despegue, la normativa del etiquetado ya ha hecho mucho por nosotros, ahora toca la ley celíaca. El que, por fin, seamos gente que podamos estar tranquilos a nivel social y no parezcamos locos histéricos. Aún queda mucho camino, pero a mi juicio, si todos trabajamos juntos se puede lograr mucho más.

Un abrazo sin trazas a todos y feliz año nuevo.

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Navidades celíacas.

Os tengo que reconocer que no soy muy fan de estas fiestas, pero rompamos una lanza a favor de la unión, la amistad, la comprensión y los seres queridos, dando rienda suelta a los recuerdos y tirando de los mejores para hablaros de mis fiestas celíacas.

LAS CENAS Y LAS COMIDAS

A nivel culinario os puedo contar que en lo único que se diferenciaba la comida de esos días de la del resto del año es que se compraban dulces navideños. Los menús nunca han sido muy distintos a lo que se comía los demás días y eso puede ser algo que haya podido ayudarme, como celíaca, a no notar nada extraño en estas comidas familiares.

Cuando esas fiestas ya no fueron tan multitudinarias, dejó de haber niños y la familia ya nos fue faltando, nos volvimos de menú fijo. Es un clásico que en Nochebuena cenemos unos poquitos entrantes, lombarda y mi plato preferido que es la tortilla de patata, de postre solemos tener en el congelador preparado un sorbete por la cosa de hacer la digestión (aunque es algo que todavía no se si me creo mucho). En Navidad el clásico es una sopa de gambas, sepia, huevo duro, pimiento rojo, rape, almejas y fideos, a la cual no suelo hacer mucho caso y suelo repetir de la lombarda que sobró, y pescadito rebozado (suele ser merluza). Este año creo que voy a introducir la variante de «Come lasaña por Navidad» porque me da que tengo antojo y me apetece un montón prepararla.

Nochevieja es de cardo con bechamel y ternera en salsa, como la solemos pasar fuera es más agradable, En este caso es la abuela la que toma el mando de la cocina, se pone con la maizena y prepara cardo para todos. El año nuevo suele ser un poco más de alta cocina porque suele estar a cargo de una tía mía, ese día uno se puede esperar cualquier cosa porque es una persona imaginativa y lanzada. Nos suele sorprender de primero con alguna sopita que se encuentra en alguna receta y se lanza a hacer, de segundo suele preparar también cosas muy ricas, desde pollo a la cerveza a carnes o pescaditos en salsas que lee o se inventa. Siempre lo adapta sin ningún tipo de problema para que yo pueda comerlo.

  COSAS QUE LLAMAN LA ATENCIÓN

Hace años era una hazaña sin precedentes comerse un roscón sin gluten. No había marca que no se excediese con la esencia de azahar y eso era algo que daba la impresión de estar comiendo colonia. Afortunadamente las cosas están cambiando y ya llevamos unos cuantos años en los que los roscones van estando más ricos.

El caso de los turrones y dulces navideños en general es algo que deja desconcertada, no soy muy ducha en la historia de la alimentación, pero tengo entendido que gran parte de nuestros dulces navideños proceden de la gastronomía árabe, lo que implica maravillas llenas de frutos secos y miel. Cuando veo los listados de productos sin gluten navideños y veo que no podemos comer casi de nada porque se pone trigo en las obleas, no doy crédito, (como dice una gran amiga: Esto es como el uso del huevo y el atún en los sandwiches vegetales, inútil e innecesario), pero bueno c’est la vie.

No quería dejar esta entrada finalizada sin hablar de las salidas con los compañeros, amigos y familiares y en éstas épocas más que nunca porque se suelen hacer reuniones «a cascoporro». Sólo os puedo decir dos cosas: Un lo siento, porque se que es muy petardo andar conmigo a cuestas en este restringido mundo y unas gracias enormes por estar ahí a pesar de las circunstancias. 🙂

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

¡Un saludito de Celivampi a todos! Le tengo a ensaladitas para que estos días pueda despacharse (y empacharse) a gusto con el turrón y el mazapán.

Un abrazo y un beso sin trazas a todos.

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Descubrir y experimentar.

Esta vez me toca hacer una entrada culinaria, que hace mucho que no hago.

De esto que te estás dando una vuelta por el barrio y entras en el mercado. Paras en la frutería porque ese día está especialmente bonita y tu frutero te dice que tiene unas manzanas nuevas a las que no te vas a poder resistir. En este caso se trataba de unas manzanas a las que hacen llamar ambrosía (el néctar de los dioses), cosa que no me extraña, porque tanto por su textura como por su sabor son deliciosas, son fresquitas, duraderas, están en un punto increíble entre lo dulce y lo ácido y eso lo que las hace es ser susceptibles de poderse poner prácticamente en cualquier cosa en las que nos las podamos imaginar.

Las formas en las que me las he comido yo:

Solas, ya que son algo maravilloso por si mismas. Perfectas para la hora del almuerzo o de la merienda.

En ensalada: Riquísimas si se alternan con unos frutos secos, jamón en dulce, queso feta, pasas… En realidad ya sabéis que las ensaladas, en ese aspecto, es raro la que salga mala, es la imaginación al poder total.

En tortilla: Y aquí hago la división entre la tortilla de toda la vida de patatas, en la que simplemente tenéis que sustituir la patata por las manzanas echándoles un poco de sal previamente antes de ponerlas en la sartén y es algo delicioso. O bien en postre en forma de tortilla dulce, echando por encima de la tortilla azúcar glas y canela y poniendo un poquito de azúcar en el huevo mientras lo estáis batiendo.

Por último, tanto la tarta de manzana como el bizcocho de manzana y canela son algo delicioso cuando se hace con estas manzanas.

Otra cosa no tienen, pero son agradecidísimas. En casa las compramos de kilo en kilo, porque no nos duran nada de lo que nos gustan.

No tengo mucho documento gráfico que ilustre las recetas de las que os he hablado, pero puedo aportar la del bizcocho.

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Un abrazo sin trazas a todos.

¡Espero que os haya gustado la entrada!

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Dieta sin gluten

Años hace ya que me diagnosticaron mi celiaquía, años en los que hay cosas que jamás cambian. Me acuerdo cuando en aquellos años iba a comprar los pocos productos sin gluten que había y tenía que ir a los herbolarios o a la sección de herboristería de los supermercados (en aquel momento sólo había un supermercado que vendiera nuestra comida).

Con el tiempo uno se pregunta cosas y una de ellas es: ¿Por qué nuestros productos se relegan a venderse en la zona de la herboristería?. Pienso que es porque el hecho de que tengamos que llevar una dieta especial hizo a los organizadores de los supermercados una especie de lío mental en el que se les planteó donde poner todo aquello y ante la cosa de ver algo inclasificable, sin dudarlo lo pusieron allá, donde las hierbas y donde los productos donde se compran medicinas no químicas y la supuesta zona sana de los supermercados (también por aquello de confundir dos palabras que se parecen tanto y tan poco como dieta y régimen).

¿En qué a podido desembocar el hecho de que nuestra comida se encuentre en zonas de dietética de supermercados varios o en herbolarios?. Pues lo primero en la concepción de nuestra situación, ya que lo normal es que se piense que somos unos sibaritas que no escatimamos en gastar dinero en aquello que consideramos mejor para la salud, ya que se está haciendo extensible nuestra dieta a las miles de tisanas que sirven para fortalecer el sistema autoinmune, las que sirven para adelgazar, las otras tantas que sirven para bajar el colesterol y etc, etc, etc. Si yo soy alguien que no tiene que ver con la causa lo que pienso es que el celiaco es alguien que prefiere comer pan sin gluten (o cualquier otro de nuestros productos) porque es mejor que los demás y porque es bueno para la salud, eso sin dudarlo. Ya no sólo eso, es probable que me de por comprarlo dado que sigo una dieta de adelgazamiento simplemente por verlo en la zona en la que lo he visto.

Tenemos que comprender dos cosas, quitarse el gluten de manera integral es restringir la dieta de tal modo que sólo se comen lo que se entiende por alimentos genéricos. Esto implica que se comen frutas, verduras, legumbres, carne, pescado y todo producto que sea natural sin necesidad de pasar por un proceso de fabricación. El gluten se encuentra en los cereales, lo que implica que lo que se quita una persona (en el caso de la integridad sin gluten de la dieta) son básicamente hidratos de carbono. ¿Esto que significa?, pues evidentemente que se adelgaza, ya que principalmente lo que se comen son proteínas y vitaminas, y por lo general son alimentos que no engordan por su bajo contenido calórico o bien, porque se quema bien en cuanto nos ponemos en movimiento.

El celíaco diagnosticado no sólo se restringe a esta dieta, que es en realidad muy buena y muy sana. De un tiempo a esta parte las empresas más grandes o más pequeñas parecen ofrecernos más productos sin gluten, incluso se empieza a crear competencias entre ellas en cuanto a precio y calidad. El celíaco come pan, come pasta, come cereales para desayuno, come galletas, incluso en una que le da por excederse a lo mejor algo de bollería, alguna empanadilla, alguna croqueta… Y estos son los productos con los que hay que tener cuidado, ya no sólo por la certificación y por el tema de si son íntegramente sin gluten, si no porque con nuestros productos se experimenta demasiado.Las marcas quieren conseguir mejores sabores y demás y eso implica que el nivel de fabricación es más alto e incluyen en nuestros productos muchos más aditivos de los que lleva algo con gluten, lo que lo hace definitivamente peor para nuestra salud. Ya os digo que en una dieta sin gluten el hecho de comer todos estos productos hace que se engorde sí o sí, así que, si ya por lo general no es muy bueno comer productos manufacturados para cualquiera, en el caso del celíaco, es peor, porque hay más experimentación.

Por otro lado os quiero comentar que un recién diagnosticado por lo general tiene las vellosidades intestinales destrozadas, eso implica una larga exposición a algo que ha ido dañando al intestino durante un determinado tiempo. Las defensas que suponen las vellosidades han dejado de hacer su función y eso implica que hay vitaminas y minerales que no hemos absorbido. En cuanto el celíaco se pone seriamente a hacer la dieta sin gluten suele hacer que toda esa capacidad de absorción se recupere y todos esos nutrientes que le estaban faltando al cuerpo, de repente empiezan a absorberse por sistema y eso también implica que, por lo general, también se tiende a engordar por eso.

Así pues, es mejor que no se utilice la dieta celíaca como una dieta adelgazante porque no es un régimen de adelgazamiento. No es algo que sirva para adelgazar ni nunca se ha hecho, es más, os diré que alguien no celíaco tampoco es bueno que deje el gluten ni los alimentos que lo pueden llevar, ya no sólo porque sea mejor o peor, si no porque desacostumbra al cuerpo a ciertos nutrientes y puede que luego el introducirlos le suponga un revés orgánico.

Sólo me queda por decir que en los supermercados no hace falta que se pongan los productos sin gluten en la zona de dietética, creo que esto nos ha perjudicado más que cualquier otra cosa, si hace falta hacer una zona exclusiva de alergias e intolerancias es casi más lógico que hacer que se considere nuestra dieta algo más sano (evidentemente es lo sano para nosotros, pero no se puede hacer creer que es más sano para los demás y ni mucho menos que sea algo que sirva para adelgazar). Tras largas reflexiones he llegado a la conclusión de que tampoco tiene mucho sentido que se venda en herbolarios y, de hecho, cada vez veo más herbolarios en los que no hay sección de productos sin gluten (y si la hay son productos de primera necesidad), de lógica, no hacemos regímenes, en nuestro caso es que no nos queda otra opción. Lo mejor es el hecho de integrarlo con el resto de los productos siempre que todo esté bien empaquetado para evitar el riesgo de contaminación. ¿Lo mejor?, que se nos conocería más y el paisaje de la comida celíaca sería cada vez más habitual, y no se nos tomaría como marginados sibaritas que es como nos ve todavía demasiada gente.

Os mando un abrazo sin trazas, como siempre. 🙂

Espero que os haya gustado la entrada. 🙂

etc, etc,

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